Historia y Orígenes de la Marcha Procesional

Introducción:
Una Marcha Procesional es la música utilizada para acompañar los desfiles Procesionales. Es un Genero Musical que debe contar con unos requisitos de estructura y estilo o carácter; la estructura hace referencia a la forma Musical conocida como Marcha, la cual consta de tema, desarrollo, trío y reexposición del tema, pudiendo en ocasiones contar con una introducción y una Coda. El estilo o carácter queda fijado por el Compás, el Ritmo, y el Tempo la adaptación y adecuación al acto para el que ha sido concebida la obra, la procesión. La marcha procesional goza de gran popularidad en España y en otros países como Italia, Guatemala y Perú, y forma parte del repertorio musical de las Bandas Procesionales de Música.
Historia:
Siglo XIX: Orígenes
Pero muy pronto comenzarían a aparecer las primeras marchas fúnebres compuestas específicamente para Cofradías y Hermandades.
Aunque aún hoy queda mucho por investigar, se considera a José Gabaldá Bel,quien fuera director de la Banda de la Guardia Real en Madrid, uno de los primeros autores en componer expresamente música para la Semana Santa. Su serie de marchas fúnebres, entre las que se encuentran las tituladas «El llanto» o «Soledad», acompañan a la adaptación de la Marcha Fúnebre de la ópera Ione del maestro Enrico Petrella.
Pronto tomaría la alternativa Andalucía. Así, aunque existen referencias que apuntan a la existencia de marchas fúnebres ya en la segunda mitad del XIX, según los documentos existentes, es la marcha fúnebre compuesta por Rafael Cebreros para la Semana Santa de Sevilla, y que se publicó en 1874. En 1876, y en Cádiz,Eduardo López Juarranz, compone la marcha fúnebre «¡Piedad!» en honor a la corporación del mismo nombre de esta ciudad. En años sucesivos, Juarranz, acometería nuevas marchas, entre la que destaca «Pobre Carmen», común en innumerables ciudades españolas.
En Córdoba, Eduardo Lucena Vallejo, músico destacado del romanticismo andaluz, compone, en 1883 «Un recuerdo», marcha dedicada expresamente al Ayuntamiento de Córdoba, siendo director de la Banda Municipal de esta ciudad andaluza, formación en la que el propio Lucena, Cipriano Martínez Rucker y Juan Antonio Gómez Navarro, dejaron un curioso e importante catálogo de marchas fúnebres.
Pero, si hay una época dentro del Siglo XIX que resultó verdaderamente prolífica, esta fue la década de los noventa, saliendo a la luz marchas como «El Señor de Pasión» de Ramón González, compuesta en Sevilla en 1897; «El destierro» de Vicente Victoria Valls, compuesta en 1891 en la ciudad de Cartagena; «Pange Lingua» y «Sacris Solemnis» compuestas en 1898 en San Fernando ( Cádiz ) por Camilo Pérez Montllor o «Virgen del Valle», compuesta por Vicente Gómez-Zarzuela y Pérez en 1898 y «Quinta Angustia», compuesta por José Font Marimont en 1895. Ambas marcarían el estilo de otras muchas composiciones que le precederían.
Ya desde esta época tan temprana, algunas de ellas comenzarían a introducir melodías que se pueden denominar «alegres» dentro del patetismo propio de la marcha fúnebre. Así es el caso de las mencionadas «Pobre Carmen», «Un Recuerdo» o «El Señor de Pasión».
Siglo XX
Consolidación y desarrollo
Los años veinte serían testigos de la aparición de la revista musical Harmonía, fundada por el empresario y músico guipuzcoano Mariano San Miguel Urcelay, y autor de dos piezas que dejarían clara la maestría de su autor, «El héroe muerto», compuesta en 1919, y «Mektub», que data de 1925. A su revista acudirían a enriquecer sus repertorios las bandas, surtiéndose de piezas famosas y desconocidas.
Es en este momento, 1929, cuando surge una de las marchas que hoy por hoy goza de mayor popularidad. Se trata de «Rocío», marcha que aunque no puede ser calificada como original, fue compuesta por Manuel Ruíz Vidriet y dedicada a la Virgen del Rocío, sirviéndose de una melodía mexicana, la canción «La peregrina», y de parte de una composición original de Joaquín Turina Pérez, perteneciente a su poema sinfónico «La Procesión del Rocío». A su vez surgen de los primeros poemas sinfónicos en forma de marchas fúnebres, dos aspectos diametralmente opuesto.
El género de las Cornetas y Tambores. Alberto Escámez.
En el primer tercio del siglo XX se produce un hecho verdaderamente curioso, la aparición de las primeras marchas para bandas de Cornetas y Tambores, siendo la primera de todas la Banda de Cornetas y Tambores del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga, cuyo compositor de cabecera fue el maestro Alberto Escámez López, que fue músico militar y el creador de las marchas de Cornetas y Tambores.
Sus marchas procesionales se consideran dentro del repertorio clásico. Compuso marchas como "Consolación y Lágrimas" en 1922, "La Expiración" en 1926, "Virgen de la Paloma", "Virgen del Rocío" o la más famosa de ellas, "Cristo del Amor" compuesta en 1944, siendo referente de las marchas de cornetas y tambores. La mayor parte de su actividad se desarrolló en Málaga y otras zonas de Andalucía.
Las marchas de Alberto Escámez se consideran un clásico y se interpretan por toda España. A su vez surgen de los primeros poemas sinfónicos en forma de marchas fúnebres, dos aspectos diametralmente opuesto.
El género de las Agrupaciones Musicales. Un Estilo Sevillano
El estilo toma dicho nombre debido a sus creadores, los miembros de la Comandancia Móvil de la Guardia Civil del Acuartelamiento de Eritaña de Sevilla, concretamente la persona del subteniente Martín, que aprovechando los conocimientos musicales qu e atesoraba, decidió enriquecer la música que acompañaba a nuestros pasos de Cristo.
La historia musical, hasta que se creó este estilo no fue muy rica y las bandas que acompañaban a nuestros pasos de Cristo, en la mayoría de los casos, eran el cuerpo de cornetas y tambores de la banda de música, contratada para el paso de palio y que interpretaban saetillas cortas, claro ejemplo de aquello pudimos verlo hace algunos años cuando la Hermandad del Stmo. Cristo de la expiración (el Cachorro) contrató a la banda de los guardias jóvenes de Valdemoro. A pesar de la «amarga impresión» que causó su música sin danos cuenta, nos estaban trasladando en el tiempo hasta lo que verdaderamente son nuestras raíces y tradiciones.
En 1941 fue trasladado a Sevilla el Maestro Díaz, militar de la banda del Cuerpo de Ingenieros, procedente de la capital malagueña, y su idea de fundar una banda en su nuevo destino dió lugar a la fundación de la Banda de la Policía Armada, al Maestro Díaz le sucedió en la dirección José Guillén, el cual incorporó la corneta con transpositor e introdujo el estilo de la banda del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga, adoptando todas las marchas que dicha formación poseía, como: “Virgen de la Paloma” , «Jesús el Rico” etc, obras todas de Alberto Escámez.
Este estilo malagueño que acertadamente la banda de la Policía Armada introdujo en nuestra semana santa causó una gran impresión consiguiendo que todas las bandas de Cristo de nuestra ciudad entre ellas la de la Guardia Civil tomaran el mismo camino y en el corto periodo de un año cambió totalmente el estilo de nuestra música.
Al año siguiente el subteniente Martín con el afán de enriquecer el patrimonio musical de nuestra Semana Santa incorpora nuevos instrumentos con los que se crean nuevas composiciones de un carácter mas dulce y con un abanico de posibilidades mucho mas amplio a la hora de componer, creando el estilo, que sin duda, tuvo su cuna en Sevilla y por tanto es nuestro estilo musical.
El de 1975 por motivos políticos todas las bandas militares dejaron de acompañar los desfiles y actos religiosos dejando un hueco que, difícilmente se podía suplir con el material humano que existía en aquella época, (no muy prolifera en personas que se sintieran atraídas por nuestras tradiciones).
Tras varios años de escasa creatividad irrumpió en Sevilla una banda que revolucionó de nuevo la música y que coincidiendo con el auge de los Hermanos Costaleros hicieron posible que nuestra Semana Santa viviera los años de mayor esplendor. Esta banda con su estilo tan personal que nos enamoró con sus uniformes de un carácter menos militar tocados con la boina y la guerrera corta, así como su forma de interpretar aquellas melodías de la guardia civil e incorporando nuevas marchas las cuales transmitían tal sentimiento que las cuadrillas tanto de hermanos como de profesionales llegaron a una sincronización tal, que las hermandades de Sevilla vieran colmado su fin, que no es otro que el de conquistar el corazón del pueblo para engrandecer la Fe en nuestros amantísimos titulares.
La agrupación musical Santa María Magdalena de Arahal fue el emblema musical de nuestra ciudad y creó una desmesurada afición por éste estilo que se reflejó en la creación de muchas agrupaciones musicales a su imagen y semejanza, y que hoy por hoy son las que llevan y marcan la pauta de la música de Cristo en Sevilla, aunque algunas hayan renegado de sus principios, que le dieron el empuje y la afición necesaria para que hayan alcanzado el nivel que en la actualidad tienen; “Cigarreras”, “Triana”, “Sol” etc, todas ellas fueron fundadas como Agrupaciones Musicales y por distintos motivos cambiaron de estilo. En la actualidad solo existen en nuestra ciudad cuatro agrupaciones musicales las cuales abanderan éste estilo que tanto auge aportó a nuestra Semana Santa.




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